Compartimos esta nota publicada el día de sábado 31 de enero en el suplemento deportivo “Deporte Total” del diario El Comercio, la misma que esta dedicada a Andrés "Balán" Gonzáles, delantero goleador que defendió la gloriosa crema:
"Los que andan por los 30 recuerdan el coraje y entrega de Andrés “Balán” Gonzáles, un delantero inolvidable que arriesgaba el físico en la “U” de los años noventa
Lo único que me gustaba de los domingos, allá, en los años sin cable, era echarme en la cama y escuchar a través de RPP las apasionadas narraciones de los partidos de fútbol. Trataba de imaginar cada jugada, cada espacio, el rostro de frustración de aquel jugador desafortunado al fallar un gol que estaba casi hecho, según las descripciones que hacían los locutores.
Cuando iniciaba el Campeonato Descentralizado, vivía emocionado con los exóticos parajes, la dificultad que se incrementaba por las características inusuales de nuestra geografía. En un partido del “Ciclón del Norte”, el viento soplaba con tal fuerza que la pelota retrocedía; cuando se jugaba en Cerro de Pasco, el encuentro se aderezaba con granizo y el temor latente de que el delantero se desplome justo antes de patear al arco por la falta de oxígeno. En esos años, tuve mi primer gran ídolo. Claro, hoy bajo la luz de la historia, cualquiera se burlaría de mí; pero aquella noche de verano de 1993, junto a mi padre, vi nacer —efímeramente— a un inmortal: “Balán” Gonzáles.
“BALÁN” “BALÁN” “BALÁN”...
Los partidos de fútbol se transmitían en vivo de manera ocasional. Pero la Copa Libertadores garantizaba la fiesta televisada. En aquel verano, peruanos y venezolanos se veían las caras. La esperanza refulgía. Aunque fuera un brillo que luego se opacaría. Es cierto que para el partido con el campeón de Venezuela, Caracas F.C., la “U” llegaba con la clasificación y el primer puesto en el grupo I asegurados, pero quería ratificar su jerarquía. Todos los cambios ya se habían hecho y quedaban unos minutos de partido; es entonces que Andrés “Balán” Gonzáles se lesiona. En el peor momento. La diferencia numérica podría ser letal. El “9” de la “U” vuelve a la cancha con una notable cojera; además de la imposibilidad de correr. Pero allí estuvo el valor, sabía que dejar el equipo en ese momento no era una alternativa; así que, junto a los defensas, y casi en calidad de bulto, se dedicó a obstruir el paso del equipo llanero. Gran coraje el de “Balán”, pensaba, pues una lesión mayor, de consecuencias insondables, podría obtener por esta actitud más que suicida, por esta actitud de amor hacia su equipo. En el último minuto, un córner. Todo el equipo venezolano corre al área crema. Es un momento muy difícil en Caracas. Y quien se eleva encima de todos, con el dolor escrito en los gestos, es “Balán”. Suena el pitazo final y el equipo limeño empata 1-1.
Claro que luego no avanzó más. Pero yo no podía sacar de mi cabeza la garra del “9”. Cuando pasaron los meses, mantuve mi defensa cerrada hacia el delantero frente a cualquiera que pusiera en duda su calidad. Sin embargo, el tiempo es un juez que no acepta apelación alguna. Mi ídolo viajaría a España y metería solo dos goles en una temporada. Luego, siguió jugando, pero no volvería a ser el ariete crema.
No había manera de defenderlo más que en mi mente, cuando recordaba la relevancia que había tenido en partidos claves con la “U” o la frase del uruguayo Markarián, el mejor entrenador que ha tenido la crema en los últimos 20 años, en el partido que sería un mero pretexto para la vuelta olímpica: “Saquemos al negro para que el estadio lo aplauda”.
Lo recuerdo a él como a todo ese medio campo grandioso de Roberto Martínez, de “Puchungo”, del “Puma”, de delanteros como Tomás Silva y defensas como el "Cabezón" Reynoso; pero lo que más recuerdo de esos años sin cable, es que los partidos los escuchaba con mi viejo, imaginando las jugadas que no veíamos, discutiendo cada tarde sobre el fútbol que ya no volverá".
Escrito por : Antonio Moretti (Escritor)
Extraído de : Deporte Total del 31/01/2009 (Suplemento del Diario El Comercio)
"Los que andan por los 30 recuerdan el coraje y entrega de Andrés “Balán” Gonzáles, un delantero inolvidable que arriesgaba el físico en la “U” de los años noventa
Lo único que me gustaba de los domingos, allá, en los años sin cable, era echarme en la cama y escuchar a través de RPP las apasionadas narraciones de los partidos de fútbol. Trataba de imaginar cada jugada, cada espacio, el rostro de frustración de aquel jugador desafortunado al fallar un gol que estaba casi hecho, según las descripciones que hacían los locutores.
Cuando iniciaba el Campeonato Descentralizado, vivía emocionado con los exóticos parajes, la dificultad que se incrementaba por las características inusuales de nuestra geografía. En un partido del “Ciclón del Norte”, el viento soplaba con tal fuerza que la pelota retrocedía; cuando se jugaba en Cerro de Pasco, el encuentro se aderezaba con granizo y el temor latente de que el delantero se desplome justo antes de patear al arco por la falta de oxígeno. En esos años, tuve mi primer gran ídolo. Claro, hoy bajo la luz de la historia, cualquiera se burlaría de mí; pero aquella noche de verano de 1993, junto a mi padre, vi nacer —efímeramente— a un inmortal: “Balán” Gonzáles.
“BALÁN” “BALÁN” “BALÁN”...
Los partidos de fútbol se transmitían en vivo de manera ocasional. Pero la Copa Libertadores garantizaba la fiesta televisada. En aquel verano, peruanos y venezolanos se veían las caras. La esperanza refulgía. Aunque fuera un brillo que luego se opacaría. Es cierto que para el partido con el campeón de Venezuela, Caracas F.C., la “U” llegaba con la clasificación y el primer puesto en el grupo I asegurados, pero quería ratificar su jerarquía. Todos los cambios ya se habían hecho y quedaban unos minutos de partido; es entonces que Andrés “Balán” Gonzáles se lesiona. En el peor momento. La diferencia numérica podría ser letal. El “9” de la “U” vuelve a la cancha con una notable cojera; además de la imposibilidad de correr. Pero allí estuvo el valor, sabía que dejar el equipo en ese momento no era una alternativa; así que, junto a los defensas, y casi en calidad de bulto, se dedicó a obstruir el paso del equipo llanero. Gran coraje el de “Balán”, pensaba, pues una lesión mayor, de consecuencias insondables, podría obtener por esta actitud más que suicida, por esta actitud de amor hacia su equipo. En el último minuto, un córner. Todo el equipo venezolano corre al área crema. Es un momento muy difícil en Caracas. Y quien se eleva encima de todos, con el dolor escrito en los gestos, es “Balán”. Suena el pitazo final y el equipo limeño empata 1-1.
Claro que luego no avanzó más. Pero yo no podía sacar de mi cabeza la garra del “9”. Cuando pasaron los meses, mantuve mi defensa cerrada hacia el delantero frente a cualquiera que pusiera en duda su calidad. Sin embargo, el tiempo es un juez que no acepta apelación alguna. Mi ídolo viajaría a España y metería solo dos goles en una temporada. Luego, siguió jugando, pero no volvería a ser el ariete crema.
No había manera de defenderlo más que en mi mente, cuando recordaba la relevancia que había tenido en partidos claves con la “U” o la frase del uruguayo Markarián, el mejor entrenador que ha tenido la crema en los últimos 20 años, en el partido que sería un mero pretexto para la vuelta olímpica: “Saquemos al negro para que el estadio lo aplauda”.
Lo recuerdo a él como a todo ese medio campo grandioso de Roberto Martínez, de “Puchungo”, del “Puma”, de delanteros como Tomás Silva y defensas como el "Cabezón" Reynoso; pero lo que más recuerdo de esos años sin cable, es que los partidos los escuchaba con mi viejo, imaginando las jugadas que no veíamos, discutiendo cada tarde sobre el fútbol que ya no volverá".
Escrito por : Antonio Moretti (Escritor)
Extraído de : Deporte Total del 31/01/2009 (Suplemento del Diario El Comercio)
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