A continuación compartimos con todos ustedes, la historia de la redecilla del gran “Lolo” Fernández y la camiseta que usó en los Juego Olímpicos de Berlín, escrita por el periodista Mauricio Gil Ballón para el diario El Comercio, en su suplemento deportivo Deporte Total del día 06 de agosto de 2009.
¿QUÉ FUE DE LA REDECILLA Y CAMISETA DE “LOLO”?
Hay objetos que vencen a la muerte. Se desprenden de la condición perecedera de sus dueños y persisten por sí mismos, pero siempre bajo el cuidado de un nuevo guardián: un cazador de recuerdos, un coleccionista, un hincha del fútbol. Objetos que aún mantienen la energía del tiempo, el acontecimiento perdido y los vestigios de vida que les dio un nuevo significado. Por eso, una redecilla para la cabeza o una camiseta raída de franja roja pueden ser mucho más que un material fibroso y tela de algodón. Sobre todo si fueron de Teodoro “Lolo” Fernández.
Solo la “U” podría ser la dueña si no fuera él. Jorge “Chupo” Arriola es rotundo: de no tener las piezas, solo el club sería digno de conservar las extensiones de “Lolo”. No habría otra persona o lugar capaz de resguardar aquella mínima prenda, hoy símbolo crema irrefutable, que el delantero se colocaba en la cabeza para jugar. La misma que usó para despedirse del fútbol y anotarle 3 goles al compadre rival, mientras Arriola presenciaba por primera vez la potencia de su juego. Era el 30 de agosto de 1953, y “Lolo” dejaba la “U” tras 23 años. Recién, lejos de las canchas, con dolores en la cadera y desconfianza para los extraños, se desprendería de su redecilla. El que fuera un niño en las tribunas en ese partido contra alianza lima en el Estadio Nacional, extendería las manos y recibiría la gratitud del gran “Cañonero”. Hasta hoy, es el único afortunado.
Arriola es socio crema desde hace 55 años. Construyó con andamios de paciencia la amistad con “Lolo”. Tras volver del Mundial de España 82, le realizó un homenaje en el estadio de Breña y recaudó 10.000 soles para que se operara en Miami. “Para ti, hermano”, le dijo “Lolo” en su quinta de Lince. El “Cañonero” se probó por última vez su redecilla, 30 años después de su despedida, y se la regaló. Sería en esa pequeña casa de General Córdoba donde Fernández le contaría que la selección viajó en barco a los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Y que no pararon de entrenar los veinticinco días que duró la travesía en altamar. Luego vendría la goleada de 7 a 1 contra Finlandia y la difusa historia del partido contra Austria. En total, el “Cañonero” hizo 6 goles. Su entrega y eficacia no descendía con la blanquirroja.
Hoy, esa camiseta está enmarcada en el restaurante Estadio, en la plaza San Martín. Firmada por "Lolo", con pequeños agujeros en la parte inferior y casi como un ícono religioso, cuelga de una de las paredes. Teodoro “Prisco” Alcalde, olímpico del 36, se convenció que la prenda de su compañero de selección estaría a salvo con Arriola, quien solo la prestó al restaurante. Tiene la condición de devolución.
El “Chupo” no sabe qué rumbo tomarán las prendas. Primero deberá saber su propio destino. Pero entiende que tiene objetos que vencieron al tiempo y que jamás podrán ser igualadas por mercancías de tienda, clones uniformes. La camiseta y la redecilla rezuman el sudor y la energía de vestuario; son dos piezas irrepetibles que reflejan el pasado y explican el poder de “Lolo”.
Es que mañana, también es su aniversario. ¡Y dale “U”!
Fuente: Diario El Comercio.
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